El propóleo se ha puesto de moda y no es de extrañar, pues tiene numerosas propiedades terapéuticas con distintas aplicaciones en la salud y funciona particularmente bien en caso de infecciones respiratorias. Por eso cada vez más profesionales de la salud, sobre todo naturópatas, recomiendan su uso durante el invierno para prevenir y curar catarros. Aunque antes de tomarlo, hemos de tener en cuenta información relevante que te resumimos en este artículo.
Propóleo, el antibiótico natural
El propóleo es una sustancia fabricada por las abejas a partir de las yemas y resinas de los árboles, que mezclan en su boca con cera y secreciones salivares obteniendo así esta magnífica y curativa sustancia. Las abejas lo utilizan para sellar las colmenas y defenderse frente al ataque de virus y bacterias. Un dato interesante es que los animales embalsamados con propóleo dentro de las colmenas no se pudren.
El propóleo tiene una composición química muy compleja que incluye principios activos, entre los que destacan los bioflavonoides, responsables de su acción antibiótica. Antes de descubrirse la penicilina, los pueblos antiguos utilizaban el propóleo como poderoso antibiótico para curar heridas y evitar que se infectasen bajo la acción de microorganismos.
Propiedades medicinales del propóleo
El propóleo tiene numerosas propiedades terapéuticas, entre las que destacan:
Propóleo y enfermedades respiratorias
Más tarde hablaremos de las dosis, de la forma de conservación y de algunas precauciones que debemos adoptar, pero de momento echemos un vistazo a sus muchas aplicaciones terapéuticas. El propóleo es particularmente útil en caso de enfermedades e infecciones respiratorias como:
Propóleo y enfermedades infecciosas
El propóleo también está recomendado en caso de:
Propóleo y enfermedades de la piel
El propóleo ha sido utilizado por numerosas civilizaciones, junto con la miel, para tratar heridas y enfermedades de la piel:
Propóleo y enfermedades digestivas
Algunas personas reaccionan muy bien ante el tratamiento de propóleo para:
Propóleo y enfermedades urinarias y ginecológicas
El propóleo también se utiliza con frecuencia para tratar enfermedades infecciosas relacionadas con el sistema urinario:
Consejos en la utilización y conservación del propóleo
La mejor forma de utilizar el propóleo es en forma de extracto o tintura.
A la hora de tomar propóleo, debemos seguir la prescripción médica o la dosis recomendada en el prospecto del producto, que dependerá de la concentración de propóleo en la tintura.
Si vas a utilizarlo para tratar alguna infección interna, tómalo ingerido (con agua o miel). Si lo vas a usar para tratar enfermedades o trastornos de la piel y heridas, aplícalo de forma externa, directamente sobre la afección.
Debe conservarse en un recipiente de vidrio oscuro que lo proteja de la luz.
Procura que el lugar donde lo guardes no suba de los 15º, ya que se conserva mucho mejor con temperaturas frescas.
Bien conservado puede durar muchos años.
Si lo vas a utilizar de forma oral (ingerido) tendrá más acción si lo combinas con miel o jalea real.
Precauciones y contraindicaciones del propóleo
El propóleo debe utilizarse durante períodos concretos, y nunca de forma continuada.
Si nos excedemos en las cantidades o en el tiempo, puede causar distintos trastornos gastrointestinales.
Algunas personas pueden ser alérgicas al propóleo y otros productos de apicultura, como la miel o la jalea real. Por ello, conviene tomar pequeñas dosis de prueba o utilizar unas gotas sobre la piel para observar la reacción del cuerpo. Las reacciones alérgicas pueden causar llagas en la boca, irritaciones, malestar digestivo o diarrea.
El uso del propóleo en embarazadas y lactantes debe seguirse exclusivamente por prescripción médica, pues no se han realizado estudios sobre los posibles inconvenientes.
El propóleo está desaconsejado en caso de asma alérgico, ya que puede empeorar y agravar los síntomas.